La UFEM (Unidad Fiscal especializada en Violencia contra las Mujeres), interviniente en la causa por violencia económica y extorsión iniciada por Dolores Etchevehere en la justicia federal, emitió un dictamen que le brinda herramientas a la justicia para abordar el caso de Dolores con perspectiva de género.
Algunos de los argumentos:
- Desobediencia al estereotipo de género
Las estructuras jerárquicas y de poder -que funcionan en muchas estructuras familiares y funcionarían en el seno de la familia Etchevehere- estarían enmarcados en una ideología que conforma estereotipos acerca de qué es ser mujer y qué es ser hombre. Dolores, al decidir posicionarse como sujeto político, ha desafiado el orden y las relaciones de poder en las cuales se sustentaban los vínculos familiares.
- Violencia para disciplinar y restablecer jerarquías
Frente a las mujeres que no obedecen y se rebelan, el patriarcado opera también justificando las respuestas violentas que pueden aparecer para restablecer las jerarquías preestablecidas y los roles que se perciben como alterados.
El uso de la violencia psicológica y económica funciona en muchos casos como estrategias (muchas veces exitosas) de disciplinamiento, que además, sostenidas en el tiempo, son herramientas poderosas para horadar la autoestima y la salud emocional de las víctimas.
- Lo personal es político
El concepto de privacidad permite, alienta y refuerza la violencia contra la mujer; se apoya en una frontera entre lo público y lo privado que ha sido opresiva para las mujeres y ha mantenido la dominación masculina en la familia”. Detrás del concepto de lo privado suele esconderse la inequidad y la subordinación que sufren las mujeres en las relaciones familiares y de pareja, además de que ha servido como límite para la injerencia estatal en determinados asuntos. Por estas razones, esta falsa dicotomía ha sido denunciada por el feminismo (bajo el lema “lo personal es político”).
- Familia como institución del patriarcado
En su sentido literal, patriarcado significa “gobierno de los padres”, y alude a un “tipo de organización social en el que la autoridad la ejerce el varón jefe de familia, dueño del patrimonio, del que formaban parte los hijos, la esposa, los esclavos y los bienes. La familia es, claro está, una de las instituciones básicas de este orden social sobre la que proyecta y se ejerce el dominio masculino. En el patriarcado moderno, los varones también pactan su poder como hermanos.
- La violencia de género es un asunto público
La posición del Estado frente a la violencia doméstica ha quedado sellada con los compromisos internacionales asumidos en la materia y a nivel local con la sanción de la ley 26.485, de la cual se desprende que nuestro país ya ha dejado atrás (consagrándolo así en su legislación) el paradigma de que la violencia de género se circunscribe a la violencia doméstica y que ésta es un asunto privado que debe resolverse en el seno familiar. Por el contrario, no sólo es un asunto público, sino que el Estado tiene obligaciones fuertes para intervenir en la erradicación de todas las manifestaciones de violencia de género, aun las que ocurren en las relaciones familiares. Sin embargo, es evidente la resistencia a este cambio en algunos sectores de la sociedad y la persistencia de que ciertos asuntos deben ser resueltos sin injerencia estatal y bajo las normas del statu quo que rige en cada familia.